Las Cuatro causas de lesiones en músicos

En la Pluma de … Stephany González

¿Haces calentamiento y enfriamiento antes de comenzar a tocar?

Hoy en día, si revisamos las redes sociales, encontramos una gran cantidad de publicaciones que aseguran que los músicos son como deportistas de alto rendimiento y vaya que es entretenido reflexionar sobre eso. Definitivamente a todos nos encanta la idea de llevar la etiqueta de un cuerpo perfecto y saludable; sin embargo, cuando pensamos en las adaptaciones metabólicas o cardiorrespiratorias de un velocista o en los niveles de fuerza y velocidad de un boxeador, por mencionar un ejemplo, vemos que sí hay una diferencia abismal entre las adaptaciones y el desgaste de un atleta en comparación con un músico. 

Sin embargo, hay un punto en el cual ambo grupos coinciden: las demandas musculoesqueléticas. Si bien un instrumentista y un deportista le exigen cosas diferentes a su cuerpo, ambos requieren una preparación y un entrenamiento enfocado a las necesidades de su actividad no sólo para dar los mejores resultados sino para la prevención de lesiones

De igual modo nos resultaría risible pensar en el mejor equipo de futbol soccer sin un grupo de médicos y fisioterapeutas al pendiente de sus cuerpos. Evidentemente un músico no necesita entrenar sus piernas de la misma manera que los ejemplos mencionados ya que los objetivos que busca son diferentes, pero en definitiva, necesita atención en otros segmentos corporales que rara vez se consideran dentro del gremio musical: 

los miembros superiores (conjuntando desde hombros, brazos, codos, antebrazos, muñecas, manos y dedos), cuello, espalda y zona lumbar (ya que la mayoría adaptan su postura a la forma de un instrumento), cara, boca y mandíbula (indispensables en instrumentistas de viento), etc. Aunque en la práctica musical no están presentes los golpes, impactos, cambios bruscos de velocidad y dirección, giros y otros mecanismos de lesión comunes en el deporte, hay algunos factores inherentes a la ejecución musical que tienen una alta probabilidad de lastimar al ejecutante:

  1. Las posturas forzadas mantenidas por tiempo prolongado, como sucede durante ensayos y conciertos de varias horas de duración en las cuales el cuerpo se adapta al tamaño, peso y ejecución de un instrumento, alterando el balance entre los músculos.
  2. Los movimientos repetitivos, causantes de la gran mayoría de consultas por problemas que pueden ir desde contracturas musculares, síndrome por sobreuso, tendinopatías, neuropatías, etc., y cuyo tratamiento, si bien suele ser exitoso, puede tomar mucho tiempo. Si lo meditamos un minuto, ninguna persona y ningún segmento corporal están preparados por default para realizar el mismo movimiento por varios minutos u horas seguidas como sucede de manera cotidiana con un músico.
  3. El manejo de cargas pesadas que implican sobreesfuerzo, como puede ocurrir al transportar instrumentos grandes y pesados como cellos, contrabajos, percusiones o arpas y para lo cual el cuerpo debe tener suficiente fuerza y consciencia corporal.
  4. El incremento súbito del ritmo de trabajo, como pasa antes de un recital, concierto, audición o examen. ¿Cuántas veces caemos en esa disyuntiva de querer descansar antes de un concierto porque sentimos cansancio pero a la vez el estrés nos mueve a seguir estudiando?

Frente a ésta situación, hay 2 caminos entre los cuales podemos elegir: preocuparnos o, mejor aún, ¡ocuparnos!.

En el siguiente post hablaremos de algunas soluciones frente a estos problemas.

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